Hace casi 200 años que una parte de la comunidad de monjas del Real Monasterio de Santa María de Sijena tuvieron que abandonar el cenobio y trasladarse a San Esteban de Litera para continuar su retiro por razones emergentes: la desamortización de Mendizábal, en 1835, obligó a las profesas a salir del monasterio.
Don Pedro de Salas Claver, como anfitrión de la casa de San Esteban, que la familia Salas conserva desde su construcción en el siglo XVII, recibió a un equipo científico del Instituto de Estudios Sijenenses «Miguel Servet», compuesto por la doctora Ana Gómez Rabal, jefa de la sección de Estudios Servetianos, doña Ester Puisac Nogarol, vicesecretaria de Comunicación, y seguido de don Alberto García Mir, director general y promotor de la institución.
La visita a la casa requería contemplar las estancias, sus dimensiones, su habitabilidad y su ubicación, para así recomponer, de forma estructural, su paso por el lugar de las religiosas. En la parte más alta de la casa se hallan lo que hoy denominaríamos 'falsas', las cuales albergan las alcobas donde al menos dos hermanas se retiraron, temporalmente, durante parte de la primera mitad del siglo XIX. Un lugar tranquilo, en el que habita el silencio, la tranquilidad y hay espacio para la oración y la contemplación. El modesto lugar, aparentemente intacto, traslada al visitante al momento que nos referimos y requiere su admiración y agradecimiento. Aunque hay algunas pequeñas lagunas en la historia, pues no está todo documentado o hay información que ha podido ser extraviada por los avatares de la historia, no podemos conocer con certeza si alguna monja adicional pudo participar en la convivencia de San Esteban.
Asimismo, don Pedro nos recibe con una foto de su tía tatarabuela, la priora doña Josefa de Salas Azara, quien dirigió el Real Monasterio de Sijena en la segunda mitad del siglo XIX, concretamente, entre 1876 y 1884 y fue la última priora en probar nobleza de sangre. Al mencionado anfitrión le acompañó su madre, doña Soledad Claver, su esposa, doña Paola de Valdenebro, así como su hermano, don Jacobo de Salas, con quienes la comitiva técnica pudo conversar e intercambiar conocimientos sobre el conjunto de detalles que alberga su histórica casa. Los hermanos Salas son caballeros de la Orden de Malta y contribuyen con sus aportaciones en las obras que realiza la orden en todo el mundo.
Además de la apasionante visita que nos brindaron, los miembros del instituto pudieron visitar la capilla barroca clasicista dedicada a la Inmaculada Concepción, arquitectura del marco de Ventura Rodríguez, que dispone la propia edificación en su planta baja y que es un referente para el pueblo de San Esteban, pues es punto de partida en la procesión de sus fiestas mayores.