Juan Calvino (Noyon
1509 - Ginebra 1564) llega a Ginebra en 1536, dos meses
después de que la ciudad proclamase su adhesión a la
Reforma, tras expulsar al Duque de Saboya. El líder de la
reforma, Guillermo Farel, pensó en el joven Calvino para
consolidar el avance de la Reforma en Ginebra. Será en
Ginebra donde Calvino pondrá en práctica su dictadura
religiosa tras muchos años de lucha con sus opositores.
El reformador defendía
que la organización social y política debe estar
subordinada a la razón humana, aunque ello no significa
que el poder civil deba ser independiente del poder
espiritual. Entre el poder espiritual y el orden civil
existe una línea de continuidad, de forma que toda
autoridad es respetable por sí misma, al estar fundada por
y en Dios. La libertad Cristiana consiste en gobernar a
los hombres al amparo de la sagrada palabra de los
Evangelios. Por ello, la autoridad política sólo existe
para cumplir la misión espiritual consistente en dirigir
las sociedades humanas de conformidad con la ley de Dios.
Para Calvino, los
pueblos nunca tienen derecho a rebelarse contra el poder
temporal, aunque estén en manos de un tirano. Únicamente
la Providencia puede afectar o modificar el ejercicio de
la autoridad. La concepción calvinista del poder también
difiere del pensamiento servetiano, ya que para Servet
Iglesia y Estado deben estar separados.
Calvino presentó ante
el Consejo de la ciudad de Ginebra una Confesión de Fe de
21 artículos que el pueblo debía aceptar bajo juramento.
Meses más tarde, a mediados de enero de 1537, Calvino y
Farel presentaron otro documento en el que pedían para sí
el poder de excomulgar a todo aquel que no cumpliese con
las ordenanzas eclesiásticas. El Consejo no aceptó esta
propuesta y la tensión entre Calvino y sus detractores se
acentuó. La tensión llegó a tal punto que el Consejo de la
ciudad ordenó a Farel y a Calvino que dejasen de predicar;
pero ambos desobedecieron la orden y se negaron a
administrar el sacramento, por lo que el Consejo decidió
expulsarlos de Ginebra
Y fue así como, el 25
de abril de 1538, Calvino y Farel abandonaron la ciudad.
Calvino se exilió en Estrasburgo, pero las circunstancias
políticas de Ginebra hicieron que regresase a Ginebra en
1541 para liderar de nuevo la Reforma. Las tensiones con
sus oponentes seguían estando presentes, y de hecho,
cuando estalla el asunto Servet, Calvino estaba siendo
cuestionado y atacado por aquellos ginebrinos que no
aceptaban su estricto programa religioso. A pesar de todo,
Calvino contaba con un enorme prestigio moral en Ginebra.
Sólo después de la muerte de Servet (1553), logrará
Calvino instaurar y desarrollar plenamente su programa
religioso.
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Estudios Sijenenses “Miguel Servet” (Michael Servetus
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